miércoles, 13 de octubre de 2010

Los hijos de la Malinche

Octavio Paz
pp. 159 - 170

El ser mexicano puede ser percibido como una leyenda de lo que un día en la antigüedad fue y en lo que ha logrado transformarse a través del tiempo. El mexicano tiene un pasado todavía vivo, tanto en costumbres, como tradiciones que puede resultar contradictorio a la realidad en la que el mismo se encuentra y la realidad a la que anhela llegar y en la que la realidad y el propio ser puedan coincidir sin contradicción alguna.

Extraño e impenetrable en apariencia, así se presenta el mexicano, negando su pasado viviendo en una negación de su origen, con lo que el mexicano pude manifestar el deseo de ser parte de una sociedad universal moderna.

La modernidad en la que se encuentra el mexicano es el capitalismo, capitalismo que despoja al hombre de su naturaleza humana, reduce su ser a fuerza de trabajo, transformándolo en objeto. Mercancía de compra y venta.  Ni son suyos los útiles que emplea, ni es suyo el fruto de su esfuerzo. El mexicano realiza una función que poco beneficio trae para sí mismo y en el que se vuelve indistinguible entre miles de trabajadores.

Conforme el tiempo avanza, la sociedad y la realidad se modifican de manera constante, por lo que esta sociedad avanza de ninguna parte hacia ningún lado, siendo una situación de la que todos se vuelven cómplices y provoca un sentimiento de culpabilidad; por lo que podemos decir que el carácter de los mexicanos es un producto de las circunstancias sociales en el país y una respuesta para poder enfrentar las adversidades a la que podemos ser sujetos y de las que sólo el tiempo y el cambio en la historia nos permitirán hacer caso omiso.

El mexicano se encuentra sometido por un pasado engendrado por si mismo, viviendo realidades que se encuentran en nosotros desde la conquista, la colonia, la independencia y revolución y a pesar de en momentos mostrarse hermético, logra manifestar esa emoción o reacción proveniente de lo más profundo del ser, por medio de expresiones ambiguas y que por su ambigüedad son mágicas y de las cuales solo el mexicano puede hacer uso.

“El mexicano y la mexicanidad se definen como una ruptura y negación … como búsqueda, como voluntad por trascender ese estado de exilio… como viva conciencia de la soledad, histórica y personal”

Comprender e ir más allá de lo pensado como mexicano que tiene un pasado vivo y que con ese pasado, sin negarlo, y así irse transformando junto con la propia realidad.


Bartra R. Anatomía del mexicano. México, Debolsillo, 2005. Pp. 159-170

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